JUEZ CLAUDIO GOMEZ: CASO DEMANDA POR NO RECONOCIMIENTO PATERNAL
Un fallo judicial emitido por el juzgado de la localidad de Corral de Bustos, Córdoba estableció un precedente relevante en materia de derecho a la identidad. El juez Claudio Daniel Gómez, con competencia en Familia, condenó a un hombre (identificado como D.A.P.) a pagar 2 millones de pesos a su hijo de 9 años por el daño moral ocasionado al demorarse en reconocer su paternidad.
El litigio y la negativa inicial
El caso se inició cuando la madre del niño presentó una demanda para establecer el vínculo filial, reclamar una indemnización y fijar alimentos provisorios, ya que el progenitor se había desentendido completamente de la crianza del menor. La madre relató que había mantenido una relación esporádica con D.A.P..
Aunque D.A.P. conoció a su hijo apenas nació y lo vio varias veces a lo largo de los años, “nunca quiso reconocerlo legalmente ni darle su apellido”. El hombre incluso exigió la realización de una prueba de ADN. La prueba confirmó la paternidad de manera indudable.
El daño moral y el derecho a la identidad
El juez Gómez declaró “abstracta” la acción de filiación debido al reconocimiento tardío realizado en 2023, pero hizo lugar al reclamo por daño moral.
El magistrado sostuvo que el daño moral deriva directamente de la negativa o falta del derecho a la identidad, específicamente configurado por la privación del derecho al uso del nombre y la falta de ubicación en una familia determinada. Según el fallo, la falta de reconocimiento genera en el niño “un sentimiento de rechazo de quien debería haberlo cobijado”.
La falta de identidad, destacó el fallo, produce aflicciones, sufrimientos y perturbaciones que pueden acompañar al menor durante toda su vida, especialmente al no ser considerado en su entorno social (como en el colegio o actividades extra escolares) como hijo de un padre conocido.
Consecuencias psicológicas comprobadas en el menor
La pericia psicológica realizada al menor (F.B.P.) fue “contundente”. El informe concluyó que la ausencia de la función paterna ocasionó daños que generan malestar, creando “un sujeto débil, sin recursos y sin identidad”.
Se comprobó que durante su crecimiento, el rechazo paterno generó “debilidad emocional, dolor interno y desvalorización personal, trayendo consecuencias en el vínculo con el mundo exterior”. Los mecanismos de defensa del niño son escasos y se vislumbra como un “sujeto débil ante el mundo social”.






